Un fallo reciente en un tribunal de Alabama podría marcar el fin de la capacidad de la NCAA para imponer sus reglas. El juez Andrew J. Hairston concedió una orden judicial preliminar que impide temporalmente a la NCAA ejecutar una sanción de seis años contra Jeremy Pruitt, exentrenador de fútbol de Tennessee. Esta sanción lo hizo prácticamente inempleable en deportes universitarios. Pruitt fue acusado de violaciones de reclutamiento y fue despedido en 2020 después de que la escuela descubriera estas irregularidades.
El fallo no se basa en la inocencia de Pruitt, sino en la falta de un proceso justo. El juez Hairston señaló que el sistema de la NCAA no permite derechos legales básicos, como interrogar testigos, y aceptó la culpa de Tennessee sin considerar adecuadamente el caso de Pruitt. La admisión de culpabilidad por parte de Tennessee le permitió despedir a Pruitt “por causa”, ahorrándose 3.7 millones de dólares en indemnización, mientras la NCAA impuso una multa de 9 millones de dólares al programa.
La orden judicial podría servir como base para que otros desafíen sanciones de la NCAA. Expertos legales consideran que el sistema de sanciones de la NCAA está en riesgo de volverse obsoleto, especialmente en un entorno donde las normas están cambiando rápidamente. La capacidad del organismo para aplicar sanciones, como la reducción de becas, ya es cuestionable en la era de los acuerdos de NIL (nombre, imagen y semejanza) y reparto de ingresos.
Los cambios legales recientes han transformado el panorama de los deportes universitarios, dejando a la NCAA en una posición vulnerable. Otros fallos judiciales han alterado la dinámica de transferencias y contratos de jugadores, y este nuevo fallo podría ser el siguiente golpe al sistema de aplicación de normas de la NCAA. Los abogados de Pruitt argumentan que el proceso actual no busca la verdad ni proporciona al acusado un debido proceso, lo que pone en jaque la capacidad de la NCAA para seguir siendo relevante.
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