Un tiroteo en un edificio de oficinas en Manhattan dejó cuatro personas muertas, incluido un oficial de policía fuera de servicio. El atacante, Shane Tamura, tenía la intención de dirigirse a las oficinas de la NFL, pero tomó el elevador equivocado, declaró el alcalde de Nueva York, Eric Adams. Tamura, un trabajador de casino de Las Vegas de 27 años, tenía un historial de enfermedades mentales y había jugado fútbol americano en la secundaria en California.
En la billetera de Tamura se encontró una nota de tres páginas donde expresaba su enfado con la NFL, alegando tener encefalopatía traumática crónica (CTE), una enfermedad cerebral degenerativa vinculada a traumatismos repetitivos. La nota mencionaba a Terry Long, un exjugador de la NFL diagnosticado con CTE, y acusaba a la NFL de ocultar los riesgos de daño cerebral en busca de ganancias.
El tiroteo ocurrió en la Avenida Park, alcanzando también a una empleada de Blackstone. El comisionado de la NFL, Roger Goodell, calificó el acto como “una violencia indescriptible” y agradeció a los oficiales de seguridad. Anunció que las oficinas cerrarían y el personal trabajaría de forma remota hasta que se garantizara la seguridad.
La investigación indicó que Tamura condujo desde Las Vegas hasta Nueva York justo antes del tiroteo. El comisionado de policía, Jessica Tisch, mencionó que el atacante utilizó un rifle estilo AR-15 y que interrogatorios futuros incluirían al proveedor de partes del arma. Mientras tanto, líderes religiosos ofrecieron plegarias por las víctimas en una vigilia multirreligiosa, extendiendo su solidaridad con las familias afectadas.
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