Carmelo Anthony fue una figura memorable desde su llegada al baloncesto universitario. En 2002, Hakim Warrick dudaba sobre el joven con aspecto robusto que tanto prometía. Sin embargo, Anthony rápidamente demostró su talento en su debut universitario con 27 puntos contra Memphis. Su única temporada en Syracuse fue histórica, llevando al equipo a su primer título nacional con actuaciones impresionantes.
A pesar de no ganar campeonatos en la NBA durante sus 19 temporadas, Anthony será inducido al Salón de la Fama del Baloncesto gracias a sus logros. Es el décimo máximo anotador en la historia de la NBA con 28,289 puntos, y ha ganado cuatro medallas olímpicas, incluidas tres de oro. Además, fue seleccionado 10 veces para el Juego de Estrellas.
La carrera de Anthony también estuvo llena de “qué pasaría si”. Después de que los Pistons eligieran a Darko Milicic en lugar de él en el draft de 2003, Anthony fue a los Nuggets, llevando al equipo de 17 a 43 victorias. Más tarde, en 2010, prefirió seguir su camino en lugar de unirse a superestrellas como LeBron James y Dwyane Wade, buscando ser protagonista y no una opción secundaria en cualquier equipo.
En 2008, fue parte del “Redeem Team” en las Olimpiadas de Beijing, donde la química del equipo y su habilidad para anotar fueron clave para el éxito. Su paso por los Knicks revitalizó el equipo aunque no resultó en campeonatos. Anthony se retiró siendo uno de los mejores anotadores de todos los tiempos, dejando un legado destacable tanto en la NBA como a nivel olímpico.
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