En abril, Brock Purdy, mariscal de campo de los 49ers de San Francisco, recibió una llamada de Kyle Shanahan, el entrenador del equipo. Shanahan quería asegurarle a Purdy que seguía siendo clave para el equipo, especialmente mientras se negociaba su nuevo contrato. Este apoyo fue crucial para Purdy, ya que estaba pasando por su primer proceso de negociación desde que fue seleccionado.
En mayo, Purdy firmó un contrato de cinco años y $265 millones, la mayor subida salarial en la historia de la NFL. Pasó el verano enfocándose en mejorar su movilidad y velocidad de lanzamiento, y además, celebró el nacimiento de su primera hija, Millie Joleen. Con este nuevo contrato, Purdy se convirtió en uno de los jugadores mejor pagados de la liga, una gran responsabilidad mientras intenta llevar a los 49ers de regreso a los playoffs.
Aunque las negociaciones del contrato de Purdy fueron menos conflictivas que las de otros jugadores del equipo, hubo desafíos. Purdy y su agente, Kyle Strongin, buscaron un equilibrio justo en las negociaciones, sin intentar superar los contratos de jugadores como Dak Prescott. Al final, acordaron un valor promedio de $53 millones al año, permitiendo flexibilidad para que el equipo mantenga un plantel competitivo.
Purdy ha utilizado esta temporada baja para mejorar su juego y liderazgo, mientras maneja las expectativas que trae su nuevo contrato. A pesar de la presión, tanto sus compañeros como los entrenadores confían en que Purdy puede elevar su rendimiento. Shanahan cree que Purdy está preparado, y a pesar de los cambios en el equipo, espera que Purdy siga siendo el líder que los 49ers necesitan para alcanzar sus objetivos.
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