OXNARD, California — Generalmente, el inicio del campamento de entrenamiento de los Dallas Cowboys se caracteriza por el optimismo y la esperanza de romper su sequía de Super Bowl. Sin embargo, el ambiente es diferente este año con la pérdida de personal clave y la incertidumbre en las negociaciones de los contratos de Dak Prescott, CeeDee Lamb y Micah Parsons. La fanaticada está más escéptica, temiendo otra temporada decepcionante, especialmente tras la derrota humillante en los playoffs contra los Green Bay Packers.
Esa derrota en enero dejó una huella profunda en el equipo y sus seguidores. A pesar de tener un camino aparentemente favorable hacia el primer Juego de Campeonato de la NFC desde 1995, los Cowboys fueron aplastados por los Packers, perdiendo 48-32. Dak Prescott reconoció el impacto de esa derrota, señalando que será un factor motivador para mejorar. Sin embargo, hay más incertidumbre que nunca en todos los niveles de la organización, incluyendo a un cuerpo técnico con contratos inminentes.
El entrenador Mike McCarthy y su equipo técnico están en el último año de sus contratos, y Prescott, junto con 24 otros jugadores, podrían ser agentes libres al final de la temporada. La inestabilidad es notable. Aunque Jerry Jones disfruta de la ambigüedad, no todos dentro del equipo comparten ese entusiasmo, lo que agrega presión sobre un grupo que ya enfrenta especulaciones sobre el futuro de su entrenador.
Las salidas de jugadores clave como Tony Pollard, Tyron Smith y Dorance Armstrong son preocupantes. Además, el compromiso de CeeDee Lamb sin un nuevo contrato y la expectativa sobre la actuación de otros jugadores como Mazi Smith y Trevon Diggs aumenta la incertidumbre. A pesar de esto, Micah Parsons mantiene una actitud positiva, destacando el talento del equipo. Sin embargo, el tiempo se está agotando y los resultados en el campo determinarán el futuro de McCarthy y muchos jugadores, según apuntó Prescott.
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