Philip Rivers fue el último en salir del vestuario de los Colts tras su derrota 48-27 ante los 49ers, tratando de disfrutar cada momento de su inesperado y, presumiblemente, último capítulo en la NFL. Rivers regresó al equipo después de casi cinco años apartado, pero los Colts tienen un récord de 0-2 con él como mariscal. “Es contradictorio”, mencionó Rivers. “Ha sido divertido prepararme y jugar, pero el juego no es solo divertirse, es ganar. Y no lo hemos logrado”.
Rivers volvió a los Colts tras la lesión de Daniel Jones y, aunque tuvo un rendimiento personal destacado lanzando para 277 yardas y dos touchdowns a Alec Pierce, no fue suficiente para vencer a los 49ers. Rivers completó 23 de 35 pases, mostrando un juego más agresivo que en la semana anterior donde solo lanzó para 120 yardas. “Creo que estuvo increíble durante todo el juego”, señaló el entrenador Shane Steichen sobre la actuación de Rivers.
La familia de Rivers, incluyendo su esposa, 10 hijos, nieto, padres y hermano, estuvo presente en el Lucas Oil Stadium para presenciar su retorno al juego. A pesar de lo especial de la ocasión, la racha de cinco derrotas consecutivas de los Colts ha complicado su camino a los playoffs. “No hay premio por perder”, comentó Rivers, subrayando que aunque hubo mejoría, el equipo sigue sin lograr victorias. “Este vestuario está sufriendo”, agregó.
A pesar de los esfuerzos de Rivers, la defensa de los Colts no pudo contener a Brock Purdy y los 49ers, quienes registraron 440 yardas totales sin ceder ni un solo despeje. “Me siento mal porque lo decepcionamos”, dijo DeForest Buckner refiriéndose a Rivers. Con solo un 2% de probabilidad de llegar a los playoffs, Rivers fue cuestionado sobre qué viene después. Su respuesta fue clara: “Soñabas con jugar este juego siendo un niño”.
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