En Baltimore, Michael Phelps, el olímpico más condecorado, cumplió su promesa de enseñar a los Ravens de Baltimore lecciones dentro y fuera de la piscina. Phelps, con 23 medallas de oro, visitó el campamento de entrenamiento y enseñó a algunos jugadores a nadar, después de que el esquinero Marlon Humphrey pidiera su ayuda en redes, ya que un tercio del equipo no sabía nadar.
En el Centro Acuático Mangione de la Universidad Loyola, Phelps ayudó al tackle nose Travis Jones a mejorar su patada en el agua. “No sabía en qué me estaba metiendo”, comentó Phelps, al ver a los jugadores esforzarse por flotar y respirar. Algunos jugadores incluso compitieron contra Phelps, aunque con ventaja de seis segundos.
Más allá de la piscina, Phelps asistió al entrenamiento junto a su hijo Beckett y el exjugador Ray Lewis. Después de las prácticas, el entrenador John Harbaugh pidió a Phelps consejos sobre cómo ser el mejor. “Sabía que era la persona más preparada en cada competencia porque hacía lo que otros no”, compartió Phelps con los jugadores, destacando la importancia de la preparación diaria.
La relación de Phelps con los Ravens es sólida. Ha asistido a sus juegos y celebró con ellos tras el Super Bowl XLVII. Para mostrar su gratitud, los Ravens donaron $100,000 a su fundación enfocada en la seguridad acuática. “Fue un gran día”, afirmó Phelps, esperando que los jugadores ganaran confianza y aprendieran algo valioso.
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