Los organizadores de los Juegos Olímpicos descartaron la renovación de la torre original debido al deterioro de sus cimientos, considerando que no sería seguro. Además, rechazaron la idea de construir una nueva torre de madera, ya que implicaría diseñar el proyecto desde cero, algo para lo cual no había tiempo suficiente. En respuesta, la asociación de surf propuso soluciones alternativas como una torre en tierra, el uso de cámaras de largo alcance y la colocación de jueces en barcos. Sin embargo, estas opciones fueron descartadas porque los jueces carecerían de visibilidad adecuada desde la orilla, y filmar desde barcos fue considerado “imposible” por los organizadores para observar la competición adecuadamente.
Ante estas dificultades, se modificaron los planes y se decidió construir “una nueva torre de jueces más moderada” en una zona con menos coral. No obstante, el proyecto fue criticado nuevamente cuando una barcaza de construcción dañó el coral en diciembre. A pesar de que no se ha confirmado el alcance completo de los daños, se difundieron imágenes de corales rotos tras estancarse la barcaza con la marea alta. Para determinar el impacto de la torre más pequeña, serían necesarios estudios adecuados, aunque Duarte asegura que “cualquier acción que evite daños a los corales es la ruta a seguir”.
A pesar de las críticas, la torre más pequeña y ligera, diseñada para alojar a 25 o 30 personas, está lista para la competición de este año y puede utilizarse en futuros eventos. Mientras algunos siguen lamentando los daños potenciales, otros se alegran de que los planes más perjudiciales hayan sido cancelados. Duarte enfatiza la importancia de tener en cuenta la situación de los arrecifes de coral a nivel global, destacando que la verdadera cuestión no es el daño a este pequeño arrecife en Tahití, sino los impactos similares que están ocurriendo en miles de arrecifes en todo el mundo.
Duarte detecta una esperanza en la concienciación generada por esta controversia sobre la importancia de proteger los corales globalmente. Confía en que esto movilice a las comunidades para apoyar la protección y restauración de los arrecifes. “Lo que comenzó como una mala noticia puede terminar siendo una buena noticia”, afirma Duarte, destacando que esta debería ser la perspectiva positiva que se debe perseguir.
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