Después de 11 temporadas en la NHL, Mikko Rantanen se enfrenta a una nueva experiencia: la infamia, tras recibir su primera suspensión por conductas antideportivas. El incidente más notable fue un empujón al defensa Alexander Romanov de los Islanders, que resultó en cirugía para Romanov y la ira del entrenador de los Islanders, Patrick Roy. “No me sorprende que se haya vuelto tan grande”, comentó Rantanen sobre la reacción mediática al incidente. Roy lo acusó de ser irrespetuoso y prometió represalias en el próximo enfrentamiento.
En medio de esta controversia, Rantanen protagonizó uno de los años más movidos de su carrera al ser parte de dos intercambios significativos. Mientras jugaba para los Avalanche, Rantanen buscaba un contrato de alrededor de 14 millones de dólares. Aunque Colorado lo traspasó a los Hurricanes, su estancia allí fue breve, ya que Carolina lo envió a Dallas en otro intercambio. “Esto simplemente no se sentía como su hogar”, dijo Eric Tulsky, gerente general de los Hurricanes.
La llegada a Dallas marcó el inicio de un compromiso de ocho años para Rantanen, quien ahora se siente más establecido. “Puedes concentrarte en el hockey, es más cómodo”, afirmó. En Dallas, Rantanen encontró un buen ritmo de juego y química con el centro Wyatt Johnston, acumulando 33 puntos en 25 partidos. Su presencia también ha sido un pilar en el éxito del equipo en el juego de poder.
Rantanen ha aportado mucho más que habilidad al equipo de Dallas. “Tiene una dinámica diferente”, comentó su compañero Jason Robertson. Conocido por su personalidad carismática y su capacidad de liderazgo, Rantanen busca llevar a los Stars a nuevas alturas en los playoffs, mientras sigue demostrando ser uno de los delanteros más potentes y competitivos de la liga. “El año pasado fue una experiencia única. Espero que no se repita, pero si ocurre, estoy preparado”, reflexionó.
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