Hace 13 meses, Terence Crawford, al borde de cumplir 37 años, sorprendió al mundo del boxeo al declarar su deseo de subir dos divisiones para enfrentar al campeón indiscutido de las 168 libras, Canelo Álvarez. Esto ocurrió tras su ajustada victoria en el combate más reñido de su carrera. Dirigiéndose a su patrocinador, el financiero saudí Turki Alalshikh, Crawford insistió en que esa era la única pelea que quería, sin importar el peso ni otras cláusulas contractuales habituales.
Turki Alalshikh le sugirió combates alternativos más sensatos, como contra Vergil Ortiz Jr. o Jaron “Boots” Ennis, ambos invictos y con ambiciones en las 154 libras. Sin embargo, Crawford fue firme: “No son peleas grandes. Quiero a Canelo Álvarez”, afirmó. Alalshikh finalmente accedió y prometió intentar conseguirle el combate. Así, trece meses después, Canelo y Crawford se enfrentarán en el Allegiant Stadium, impulsados por una oferta que Álvarez no pudo rechazar, superior a los 100 millones de dólares.
Crawford siempre había considerado a Canelo como su obsesión, un rival cuya victoria significaría un ajuste existencial para su carrera. Desde 2015, cuando observó a Canelo ganar su primer título de peso mediano, Crawford había estudiado sus movimientos y planeado este enfrentamiento. En 2023, tras convertirse en campeón indiscutido en las 147 libras, intensificó su campaña para conseguir la pelea.
La diferencia de edad entre los dos pugilistas es significativa: Canelo, con 35 años, ya es considerado un veterano del ring, mientras que Crawford, cercano a los 38, no tiene tiempo que perder. Aunque Canelo lleva miles de rounds en su carrera profesional, Crawford nunca ha sido derrotado. Para ganar, Crawford sabe que debe comenzar con fuerza y acumular rondas desde el inicio. Él ve este combate no solo como un enfrentamiento, sino como una oportunidad para redefinir su legado.
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