En 2021, Joey McGuire, un legendario entrenador de escuelas secundarias, se convirtió en el entrenador de los Texas Tech Red Raiders. Aunque para muchos fuera de Texas era un desconocido, su carisma y pasión convencieron rápidamente al comité de búsqueda de Texas Tech. A pesar de su falta de experiencia como entrenador principal a nivel universitario, todos los que lo conocían sabían que si McGuire lograba una entrevista, conseguiría el trabajo. Cuatro años después, llevó al equipo a su primer campeonato de la conferencia Big 12.
Texas Tech no podía darse el lujo de equivocarse con su contratación tras la crisis surgida de la salida de Texas y Oklahoma de la Big 12. La relación entre el director atlético Kirby Hocutt y el donante Cody Campbell se había tensado, pero encontraron un terreno común para avanzar juntos. Tras despedir al entrenador Matt Wells, comenzaron la búsqueda, centrando inicialmente su atención en Jeff Traylor de UTSA, pero McGuire, con su energía contagiosa, terminó siendo la elección correcta.
McGuire había rechazado una oferta para entrenar a UTSA en 2019, esperando una oportunidad en Baylor que nunca llegó. Sin embargo, cuando se propuso ser el entrenador de Texas Tech, movió cielo y tierra para conseguir una entrevista. Logró impresionar con un plan detallado para revitalizar al equipo y prometió construir el “equipo más duro y competitivo del país”. Su conocimiento del fútbol en Texas y sus raíces en Lubbock jugaron a su favor.
La apuesta de Texas Tech ha rendido frutos: el equipo no solo ganó el campeonato de la Big 12, sino que ahora compite en el Orange Bowl contra Oregon. La cultura que McGuire ha instaurado, basada en la unidad y la competencia feroz, ha sido clave para el éxito del equipo. Con un contrato renovado y un respaldo unánime de la institución, McGuire ha demostrado que su liderazgo es exactamente lo que Texas Tech necesitaba para renacer.
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