Kiyan Anthony deja atrás la sombra de su padre y brilla con luz propia

Kiyan Anthony ha crecido entre estrellas, acostumbrado a codearse con figuras del baloncesto y el cine. Hijo de Carmelo Anthony, leyenda del Syracuse y La La Anthony, actriz y modelo, Kiyan ha vivido rodeado de atención. Ahora, a sus 18 años, ha decidido seguir los pasos de su padre al unirse al equipo de Syracuse. Aunque el legado de Carmelo es tanto un impulso como una carga, Kiyan está decidido a labrar su propio camino en el baloncesto universitario.

Desde joven, Kiyan sintió la expectativa de igualar a su padre, quien guió a Syracuse a su único campeonato nacional en 2003. A pesar de las comparaciones inevitables, Kiyan quiere que lo reconozcan por su desarrollo y potencial. “Quiero que hablen de mi crecimiento y cómo sigo mejorando”, mencionó. Aunque comparte similitudes con su padre, como su amor por el juego de media distancia, Kiyan también explora sus propias fortalezas en la cancha.

La vida en Syracuse para Kiyan no es como la de cualquier otro estudiante. Vive bajo constante atención, desde solicitudes de fotos hasta autógrafos. A pesar de esto, busca normalidad en experiencias cotidianas. Su madre, La La, le recuerda que su viaje es único: “No se trata solo de hacer lo que hizo tu papá”, le aconseja. A través de este equilibrio entre fama y normalidad, Kiyan intenta encontrar su propio lugar.

Kiyan sigue evolucionando como jugador, apoyado por el legado de trabajo y disciplina que ha heredado de su padre. Aunque aún enfrenta desafíos, su entrenador confía en su potencial y su disposición para superar obstáculos. Este es solo el comienzo de la historia de Kiyan Anthony, un relato que está decidido a escribir con su propio sello, a la sombra pero no opacado por la grandeza de su padre.

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