INDIANÁPOLIS — El asistente de entrenador de Indiana, Ola Adams, no podía creer lo que veía mientras la multitud celebraba en el Lucas Oil Stadium. Sin embargo, este momento había sido anticipado desde que el entrenador Curt Cignetti llegó al campus hace dos años con un plan para transformar al programa de fútbol más perdedor de la universidad. En una noche mágica, a solo 50 millas de su estadio local, los Hoosiers vencieron a Ohio State 13-10 en el juego por el campeonato de la Big Ten, tomando el primer lugar al derrotar al equipo número uno.
“Vamos a los playoffs como cabeza de serie número uno”, afirmó Cignetti. Indiana logró varios hitos históricos, ganando su primer título de la Big Ten desde 1967 y su primer título absoluto desde 1945. Rompieron una racha de 32 derrotas contra Ohio State, a quienes no habían vencido desde 1988. Además, el mariscal de campo Fernando Mendoza solidificó su candidatura al Trofeo Heisman con varias jugadas decisivas.
El equipo mostró una defensa formidable, manteniendo a Ohio State sin puntos durante más de 40 minutos. La victoria fue comparada con momentos icónicos del deporte en Indiana. Cignetti llevó al equipo a romper sus récords, logrando 11 victorias en su temporada debut y mostrando mejoras significativas aun enfrentando una agenda de partidos más difícil. Los Hoosiers, aunque considerados desfavorecidos, demostraron ser superiores en la línea de scrimmage.
Fernando Mendoza superó adversidades durante el partido, y lideró la remontada final que definió el juego. Los aficionados lo aclamaron y el reconocimiento como MVP del partido lo coloca en camino al Trofeo Heisman. Ahora, Indiana se prepara para su visita al Rose Bowl, la primera desde 1967, con el recuerdo imborrable de una noche histórica que cambió el panorama del fútbol universitario en Indiana.
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