Hace un año, el Pac-12 estaba al borde del colapso, pero ahora vislumbra un nuevo futuro. La conferencia ha estado en transición desde que USC y UCLA anunciaron su salida hacia el Big Ten, generando una serie de cambios en el oeste de Estados Unidos. Sin embargo, con la incorporación de Colorado State y un acuerdo mediático asegurado con CBS, el Pac-12 comienza a ver un camino claro. La comisionada Teresa Gould comentó: “Estamos lanzándonos a una nueva era, no es el viejo Pac-12, es uno renovado”.
Washington State y Oregon State se han convertido en piezas clave de este renacimiento. Anne McCoy, la directora atlética de WSU, expresó que ahora se sienten en terreno firme, en contraste con la incertidumbre pasada. Sin embargo, persisten algunos problemas sin resolver, como litigios con la Mountain West y decisiones sobre formatos de postemporada. “Todavía tenemos obligaciones con nuestros miembros actuales mientras construimos el futuro”, señaló Gould.
La reinvención del Pac-12 implica superar una última temporada en espera, con WSU y Oregon State compitiendo prácticamente de manera independiente. Al mismo tiempo, se desarrolla una disputa legal con la Mountain West relacionada con acuerdos financieros, donde ambas partes están firmes en sus posiciones legales. Este conflicto influirá significativamente en ambos conferencias, y Gould espera que se resuelva pronto para poder avanzar.
A pesar de no ser parte de la estructura de poder más alta del NCAA, el Pac-12 ha comenzado a posicionarse como una “liga Top 5”. Producen eventos en sus propias instalaciones, y aunque el futuro financiero de estas operaciones es incierto, hay optimismo. La comisionada Gould resaltó la incorporación de Texas State como un paso en la dirección correcta, reflejando el compromiso de la liga de crecer y adaptarse a nuevos retos.
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