Freddie Freeman, jugador de los Ángeles Dodgers, volvió a la alineación del equipo después de perderse ocho partidos para estar con su hijo Maximus, quien estaba hospitalizado. El diagnóstico inicial de Maximus fue erróneo, y finalmente se descubrió que padecía síndrome de Guillain-Barré, un trastorno donde el sistema inmunológico ataca el sistema nervioso periférico, provocando debilidad muscular y daño en los nervios. “Regresé, lo que significa que están pasando cosas buenas en casa de la familia Freeman”, afirmó Freddie.
Freeman y su esposa Chelsea han pasado por momentos difíciles. “Fue duro ver a uno de tus hijos luchando con un respirador”, dijo Freeman emocionado. “Eso es lo que rompe el corazón. Nadie merece pasar por algo así”. Maximus, que enfermó por primera vez durante el receso del Juego de las Estrellas en julio, perdió la capacidad de sentarse, caminar, comer y beber. Fue llevado de urgencia al hospital y conectado a un respirador.
Maximus recibió dos rondas de inmunoglobulina intravenosa para ayudar a restaurar su sistema inmunológico. “Luego fue un juego de espera”, explicó Freeman. Él y Chelsea permanecieron junto a la cama del niño, observando cualquier señal de mejoría. “Comenzó a encogerse de hombros, lo que fue una señal enorme para nosotros”, dijo Freeman, lo que indicaba que pronto podrían retirar el respirador. Finalmente, el respirador fue retirado y Freeman pudo sostener nuevamente a su hijo, un momento que describió como indescriptiblemente satisfactorio.
La rápida recuperación de Maximus sorprendió y alentó a los médicos, quienes se sintieron optimistas al ver cómo la parálisis retrocedía. “Marcamos las pequeñas victorias que podíamos obtener durante este tiempo”, comentó Freeman, quien también ha pasado por la pérdida de su madre debido a un melanoma. Freddie y Chelsea tienen otros dos hijos, Charlie y Brandon, siendo Maximus el menor. “El respirador salió a las 10:46, nunca lo olvidaré”, recordó Freeman emocionado.
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