Eddie George asumió el cargo de entrenador en Bowling Green después de revitalizar Tennessee State, donde se destacó como Heisman en la NFL. Su oficina exhibe un póster del trofeo Heisman firmado por los ganadores, simbolizando su fama. Aunque admite ser conocido por este reconocimiento, George quiere que lo reconozcan por su enfoque y filosofía de trabajo, alineándose parcialmente con la tendencia de contrataciones de entrenadores famosos con poca experiencia, como Deion Sanders.
La decisión de contratar a famosos exjugadores está en auge tras el éxito de Sanders en Jackson State. Instituciones como Carolina del Norte con Bill Belichick y Norfolk State con Michael Vick han apostado por nombres conocidos buscando revitalizar sus programas. George, al igual que Sanders, demostró que esta apuesta puede funcionar, aunque asegura que sus métodos no son los mismos que los de Sanders. Sin embargo, todavía persisten ciertas dudas sobre si la fama se traduce en éxito constante.
El viaje de George al mundo del coaching no fue tradicional. Inicialmente reacio, tras un llamado de la presidenta de Tennessee State, Glenda Glover, comenzó a ver el potencial de sus diversas experiencias en la NFL, inversiones y actuación como parte de su preparación. Revitalizó Tennessee State y luego optó por Bowling Green, enfatizando que su interés no era ser una atracción, sino construir y liderar. Su enfoque es más empresarial, insistiendo en excelencia y valores compartidos con jugadores como Jalen McClendon.
A pesar de la fama, George enfatiza la importancia de la humildad y la vulnerabilidad al liderar. En su transición a Bowling Green, se aseguró de no solo ser visto como un exjugador famoso, sino como un mentor y líder dedicado. Esta mentalidad le ha ayudado a ganar el respeto y la confianza de su equipo, destacándose más allá de su legado como jugador. El verdadero objetivo de George es inspirar y guiar a sus jugadores hacia el éxito en todos los aspectos de sus vidas.
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