Los trofeos de rivalidad en el fútbol americano universitario son más que símbolos de juegos bien jugados; son fragmentos tangibles de tradición. En la semana 14 de la temporada, los equipos rivales compiten para ganarse no solo el trofeo, sino también el derecho a presumir durante todo un año. Rivalidades intensas como el Egg Bowl y Stanford-Cal se vuelven aún más significativas cuando están en juego trofeos históricos como la Campana de la Victoria y la Copa Territorial. Estos trofeos icónicos toman protagonismo mientras la temporada regular llega a su fin.
Uno de los trofeos más conocidos es el Hacha de Stanford, símbolo del enfrentamiento entre Stanford y California desde 1933. Originalmente un hacha comprada por estudiantes de Stanford en 1899, fue robada ese mismo año por estudiantes de Cal y regresó a Stanford en 1930 tras un ingenioso plan. En cada juego, el equipo ganador puede ajustar el marcador en el trofeo, reflejando el resultado que favorezca a su universidad. Entre tanto, la Campana de la Victoria entre USC y UCLA tiene su historia de vandalismo y fue robada por estudiantes de USC en 1941, solo para convertirse en el premio oficial de la rivalidad un año después.
Por otro lado, el Trofeo Paul Bunyan entre Michigan y Michigan State, instaurado en 1953, ha pasado de ser un simple adorno de madera a un símbolo de prestigio entre los equipos. Michigan State fue el primer ganador, pero la rivalidad ha crecido a lo largo de los años. Otro trofeo destacado es el Huevo Dorado, disputado entre Ole Miss y Mississippi State desde 1927, cuyo origen se remonta a un intento de calmar las tensiones entre los fanáticos.
La Copa Territorial entre Arizona y Arizona State, reconocida como el trofeo de rivalidad más antiguo del fútbol universitario, fue encontrada después de 83 años en el sótano de una iglesia. Este evento resurgió el interés en la copa, que ahora simboliza la historia del deporte en el estado. Todos estos trofeos no solo son un símbolo de victoria, sino que también representan el legado y la historia que nutren el espíritu competitivo de las universidades.
Source link



