En 1988, una mujer entró a un restaurante de Wendy’s en South Milwaukee y se sorprendió al ser atendida por Junior Bridgeman, exjugador de la NBA. Aunque ella pensó que él trabajaba allí por necesidad, lo cierto es que Bridgeman era el dueño del local y de varios otros establecimientos en la ciudad. A lo largo de su carrera de 12 temporadas en la NBA, sus ganancias no fueron extraordinarias, acumulando aproximadamente 2,95 millones de dólares. No obstante, tras retirarse del baloncesto, Bridgeman construyó un imperio de comida rápida con más de 450 restaurantes y se convirtió en distribuidor de Coca-Cola, acumulando una fortuna cercana a los 600 millones de dólares.
Durante su tiempo en la NBA, los salarios no eran tan elevados como los actuales, lo que llevó a Bridgeman a buscar otros ingresos. Decidido a no repetir los errores financieros de muchos atletas profesionales, Bridgeman se preparó y aprendió a fondo el negocio de la restauración. Desde el principio, aplicó principios de administración como conocer bien el negocio y rodearse de personas confiables. Estas lecciones fueron clave para superar los desafíos iniciales y convertir sus franquicias en un éxito económico.
Junior Bridgeman siempre sintió la urgencia de asegurar su futuro financiero, especialmente porque la carrera promedio de un jugador de la NBA es corta. Esto lo motivó a involucrarse en varias actividades empresariales, comprendiendo la importancia de la educación financiera, tanto para él como para sus colegas. En los años 90, comenzó a dar charlas a jugadores rookies y veteranos sobre la responsabilidad financiera, buscando evitar que otros cayeran en las mismas trampas que muchos atletas enfrentaron, como inversiones fracasadas y gastos excesivos.
Hoy en día, con la NBA en vías de alcanzar un nuevo acuerdo de derechos de medios valorado en 76,4 mil millones de dólares, Bridgeman resalta la importancia de la alfabetización financiera. Él sigue aconsejando a jugadores y equipos sobre cómo manejar sus finanzas y construir riqueza generacional. Su historia no solo es un testimonio de éxito en los negocios, sino también una lección sobre la importancia de la preparación y la prudencia financiera para asegurar un futuro próspero más allá del deporte.
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