Los Milwaukee Brewers han logrado construir un equipo poderoso en la MLB con solo $115 millones. A pesar de tener una de las nóminas más pequeñas, han acumulado victorias rápidamente. La clave de su éxito podría residir en un juego interno llamado “Check Game”. Este juego, que nació en la sala de entrenadores, tiene reglas simples: si hablas de tus logros, recibes un “check”; si te defiendes o culpas a otros, también. Incluso si te quejas del “check”, recibes otro. Este juego fomenta una cultura en la que el equipo es más importante que el crédito individual.
El ambiente de los Brewers, bajo el liderazgo de Pat Murphy, se asemeja más a un vestuario universitario, donde los jugadores son clasificados como “novatos” y “alumnos” en función de su experiencia. Murphy, que tiene una sólida trayectoria en el ámbito universitario, enfatiza los fundamentos y pequeñas estrategias del juego. Según Christian Yelich, el ambiente recuerda al de un “colegio comunitario de Milwaukee”, donde el esfuerzo del equipo es el enfoque principal.
El gerente general, Matt Arnold, ha fomentado un entorno de conexión y continuidad en la organización, teniendo presente siempre un enfoque a largo plazo. Gracias a esto, la capacidad de los Brewers para encontrar talento valioso en jugadores que han sido desestimados en otros equipos ha sido fundamental para su éxito. Han demostrado que hay diferentes formas de ser competitivos sin depender exclusivamente de un alto presupuesto.
Los Brewers enfatizan velocidad y defensa, lo que ha sido crucial para adaptarse a las nuevas reglas de la MLB. Han destacado en bases robadas y en estadísticas defensivas, lo que les ha permitido competir sin depender de grandes sluggers. Con una marca prometedora, el equipo espera poder romper su maldición en los playoffs y demostrar que su estilo puede ganar un campeonato.
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