En la noche del sábado, Vanessa Gilles casi se rompe la mano al golpear una pared. La selección femenina de Canadá había sido sancionada por la FIFA tras un escándalo de espionaje con drones que había captado la atención mundial. Gilles sabía que ella y sus compañeras no tenían nada que ver con el supuesto engaño. “Nos están tratando como si nos hubieran pillado dopándonos”, comentó Gilles. La incertidumbre y el estrés mantuvieron a muchas de las jugadoras despiertas esa noche.
El domingo, Canadá se enfrentó a Francia, el segundo equipo mejor clasificado del mundo, en un partido crucial. A pesar del caos, las canadienses confiaron en su espíritu de equipo y su tenacidad. En el tiempo de descuento, Gilles anotó el gol de la victoria, manteniendo vivas las esperanzas olímpicas de las canadienses con un triunfo de 2-1 sobre Francia. “Mi corazón se mantuvo en el suelo todo el tiempo… a veces las estrellas se alinean cuando todo está en tu contra”, dijo Gilles.
Las sanciones de la FIFA incluyeron la suspensión de la entrenadora Bev Priestman y dos asistentes por un año, tras descubrirse un dron espiando la práctica privada de Nueva Zelanda. La investigación continúa, y han surgido quejas adicionales de intentos de espionaje por parte de Canadá en el pasado. Las jugadoras canadienses insistieron en su inocencia y se unieron para enfrentar la adversidad. “Estoy muy orgullosa de ser canadiense hoy”, expresó la portera Kailen Sheridan.
El partido se desarrolló en Saint-Étienne, donde la mayoría de la audiencia apoyaba al equipo local. A pesar de la controversia, los fanáticos franceses mostraron empatía hacia las jugadoras canadienses, y no hubo abucheos. En cambio, hubo momentos de apoyo hacia Canadá, como un canto de “Vamos Canadá” en la primera mitad. “Sentí mucho respeto por parte de ellos”, declaró la veterana Jessie Fleming. La celebración al final del juego reflejó la unión y el alivio del equipo tras superar un desafío monumental.
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