En Abu Dabi, Lando Norris, piloto de McLaren, logró un sueño de infancia al convertirse en campeón del mundo de Fórmula 1. Al llegar a las últimas curvas del Gran Premio, se inundó de recuerdos: desde su primer kart hasta el apoyo incondicional de sus padres. “Me sentí tranquilo hasta las tres últimas curvas”, comentó Norris. “Pensé en todas esas memorias increíbles y al ver a mi equipo al cruzar la meta, fue un momento inolvidable”. Sus emociones eran palpables al recibir el trofeo, compartiendo el triunfo con sus padres, Cisca y Adam.
Norris expresó que el título no era solo suyo, sino de toda su familia. “Gracias, mamá y papá”, dijo con emoción, reconociendo los sacrificios que hicieron para que pudiera vivir su sueño. Durante la temporada, a pesar de la presión, consiguió 17 podios en 23 carreras, lo que asegura su título por delante de Max Verstappen y su compañero, Oscar Piastri. A pesar de los nervios antes de la carrera, todo se alineó en su favor, aun enfrentando desafíos estratégicos en la pista.
El año no fue fácil para Norris. La primera mitad de la temporada estuvo llena de dudas, especialmente tras un retiro devastador en el Gran Premio de Holanda. Sin embargo, lejos de relajarse, esto lo motivó a mejorar. “Trabajé más duro en el simulador y en el enfoque”, explicó. Gracias a este esfuerzo, logró una serie de resultados positivos que le permitieron ganar el campeonato.
Aunque algunos argumentan que Verstappen merecía el título, Norris permanece indiferente a tales opiniones. “Mi motivación no es probar que soy mejor que otros”, afirmó. Lo que le importa es haber ganado a su manera, sin sacrificar su esencia ni ceder a presiones externas. El título confirmó su potencial, no solo por su velocidad, sino también por su fortaleza mental. “Logré ganar siendo yo mismo, y eso me hace feliz”, concluyó Norris.
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