En los últimos años, los fichajes en el fútbol femenino han experimentado un notable incremento, estableciendo nuevos récords en el mercado de transferencias. En enero de 2025, Naomi Girma rompió la barrera del millón de dólares al unirse al Chelsea desde el San Diego Wave por alrededor de $1.1 millones. Poco después, Olivia Smith superó el récord con su movimiento del Liverpool al Arsenal por $1.33 millones. Ahora, Lizbeth Ovalle ha establecido un nuevo récord al unirse al Orlando Pride desde Tigres por $1.5 millones.
Históricamente, estas cifras eran impensables en el fútbol femenino. Una de las primeras transferencias significativas fue la de Milene Domingues, quien en 2002 se trasladó del Fiammamonza al Rayo Vallecano por $310,000. Aunque no pudo jugar en España debido a restricciones de la federación, su fichaje marcó un hito. Décadas más tarde, en 2020, Pernille Harder se mudó del VfB Wolfsburg al Chelsea por $334,000, continuando la tendencia de crecientes cifras en el mercado.
En 2022, Keira Walsh fue transferida del Manchester City al Barcelona por $470,000, reflejando el creciente interés de grandes clubes en invertir en talento femenino. Poco después, en 2024, Chelsea rompió el récord otra vez al adquirir a Mayra Ramírez desde el Levante por $488,610. Ese mismo año, Racheal Kundananji se unió a Bay FC de San Francisco, lo que la convirtió en la jugadora africana con el fichaje más caro de la historia.
Estos desarrollos reflejan cómo el fútbol femenino sigue ganando impulso, con transferencias que demuestran el creciente reconocimiento del talento femenino a nivel global. Mientras las cifras siguen aumentado, se espera que más jugadoras sigan rompiendo barreras en el futuro, destacando la creciente inversión y desarrollo del fútbol femenino a nivel internacional.
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