En Cooperstown, la rutina tradicional de los nuevos miembros del Salón de la Fama incluye eventos sociales y ceremonias. Ichiro Suzuki, inducido en 2025, participó en casi todo, excepto en el torneo de golf, para no afectar su rutina de ejercicios. A sus 51 años, Ichiro sigue entrenando con dedicación diaria. “Porque lo amo”, explicó cuando le preguntaron por qué seguía practicando.
La pasión de Ichiro por el béisbol es evidente en su carrera de 19 años en la MLB. Ha visitado Cooperstown varias veces, incluso cuando todavía jugaba, para estudiar artefactos históricos de gran significado personal. “La historia del béisbol es muy importante”, dijo Ichiro. Para él, el béisbol une a las estrellas del pasado con las del presente y futuro, siendo él un puente entre las culturas de Japón y EE.UU.
El legado de Ichiro se extiende más allá de sus logros personales, sirviendo como modelo para futuras estrellas japonesas y estadounidenses. Antes de Shohei Ohtani, estuvo Ichiro, quien mantuvo vivas las conexiones entre yakyu y el béisbol profesional. Ichiro, con su ética de trabajo y dedicación, ha abierto camino para la próxima generación de jugadores.
La exhibición en el Salón de la Fama destaca la historia del béisbol japonés y su intercambio cultural con Estados Unidos. Figuras como Hideo Nomo, Ichiro y Ohtani son centrales en esta historia. A pesar de que las diferencias entre yakyu y MLB han disminuido, persisten, y Ichiro valora que cada estilo mantenga su esencia única. Su legado perdura, uniendo las culturas del béisbol japonés y estadounidense.
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