El presidente Donald Trump ha firmado una orden ejecutiva instruyendo a su gabinete a crear un plan en 30 días para preservar las oportunidades deportivas universitarias y evitar que los atletas se conviertan en profesionales. La orden especifica que las becas deportivas deben depender de los ingresos anuales del departamento de atletismo y prohíbe los pagos “pay-for-play” de terceros. La Secretaria de Educación, Linda McMahon, usará decisiones de financiación federal para asegurar que las escuelas cumplan con esta política.
En los últimos años, el pago de atletas universitarios por terceros, a menudo disfrazado de contratos de patrocinio, ha sido un problema creciente. Trump declaró que es urgente una solución nacional para proteger los deportes no lucrativos. No obstante, los pagos de terceros que reflejen un “valor de mercado justo” seguirán permitidos. La Comisión de Deportes Universitarios fue fundada recientemente para supervisar estos acuerdos y asegurar que se trate de auténticos patrocinios.
A pesar de estas medidas, la prohibición de la NCAA sobre pagar a atletas se ha debilitado por varias demandas legales. Recientemente, se acordó un acuerdo antimonopolio que permite a las universidades pagar a sus atletas hasta $20.5 millones al año. Steve Berman, abogado del caso, criticó la intervención de Trump por limitar la capacidad de los atletas para negociar sus propios contratos.
El orden ejecutivo también obliga a los departamentos de atletismo con ingresos superiores a $125 millones a aumentar las becas para deportes no lucrativos y aclara el estatus laboral de los atletas. Sin embargo, algunos líderes deportivos temen que tratarlos como empleados podría ser insostenible para las escuelas. Casos legales han argumentado que los atletas universitarios deberían ser considerados empleados, lo cual les permitiría negociar colectivamente sus condiciones laborales.
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