Por primera vez desde 2011, los Golden State Warriors afrontan una temporada sin Klay Thompson, quien se unió a los Dallas Mavericks mediante un acuerdo de intercambio en julio. La salida de Thompson marca el final de una era en el Área de la Bahía. Aun así, los Warriors conservan a Stephen Curry, Draymond Green y al entrenador Steve Kerr, mientras intentan encontrar la manera de volver a los playoffs con una plantilla renovada tras su derrota en el torneo de entrada contra los Sacramento Kings la temporada pasada.
En respuesta a la marcha de Thompson, los Warriors han incorporado a Kyle Anderson, Buddy Hield y De’Anthony Melton. Se mantuvieron conversaciones con los Utah Jazz para adquirir al alero All-Star Lauri Markkanen, pero estas no prosperaron debido a las altas demandas de Utah. Así, los Warriors tendrán que definir cómo maximizar el rendimiento de su núcleo de campeones con estos nuevos jugadores, buscando alcanzar el éxito a largo plazo.
La salida de Thompson y la liberación de Chris Paul antes de que su contrato de $30 millones se garantizara, permitieron a los Warriors reducir su masa salarial por debajo del umbral de impuesto de lujo de $178.7 millones. Esto les otorgó la flexibilidad financiera necesaria para fichar a Anderson y Hield a través de un intercambio múltiple y a Melton como agente libre. Hield será vital para reemplazar la capacidad anotadora de Thompson, aportando su destreza en el tiro de tres puntos, donde ha sobresalido desde su ingreso en la NBA.
Stephen Curry y Draymond Green no quieren ser los “tomadores de decisiones finales” pero sí desean ser consultados sobre los movimientos del equipo. Ambos jugadores han expresado emociones encontradas respecto a la salida de Thompson, pero confían en que los cambios realizados ayudarán al equipo a mantenerse competitivo. Además, Curry y Green apoyan plenamente a los jóvenes talentos del equipo, como Jonathan Kuminga y Moses Moody, quienes están preparados para asumir roles más importantes en la próxima temporada.
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