El pasado sábado en el Estadio BMO de Los Ángeles, Terence Crawford se convirtió en campeón de la WBA en el peso superwélter tras vencer a Israil Madrimov por decisión unánime. Crawford, con un récord de 41-0 y 31 nocauts, logró imponerse con tarjetas de 116-112, 115-113 y 115-113, marcando así su cuarta división conquistada. Esta fue la primera pelea que Crawford llevó hasta la decisión desde 2016, cuando venció a Viktor Postol.
“Israil fue un competidor difícil,” comentó Crawford después de la pelea. “Sabía que sería complicado. Es muy fuerte, es resistente, tomó muchos buenos golpes y me llevó al round 12. Fue disciplinado y no lanzó golpes desordenados como esperaba. Peleó muy bien.” La pelea fue táctica de principio a fin, con pocos intercambios consistentes y muchos rounds difíciles de puntuar. Madrimov logró conectar golpes más efectivos, aunque la superioridad de Crawford radicó en su preciso jab.
A pesar de su esfuerzo, Crawford también enfrentó complicaciones con el movimiento único y elusivo de Madrimov. Las estadísticas de CompuBox mostraron que, aunque Madrimov tuvo un mayor porcentaje de golpes efectivos (31% frente al 22% de Crawford), fue Crawford quien prevaleció gracias a sus jabs y manejo del ritmo de la pelea. Eddie Hearn, promotor de Madrimov, opinó que los golpes más efectivos fueron de Madrimov y que la pelea pudo haber ido en cualquier dirección.
Madrimov, quien era el no favorito con una cuota de +600 en ESPN BET, terminó la pelea con un gran respeto ganado, a pesar de no lograr la victoria. Crawford, por su parte, está en una etapa avanzada de su carrera y mencionó que no planea pelear mucho más tiempo. Después del combate, reflexionó sobre la diferencia que sintió en su debut en el peso superwélter y la importancia de haber vuelto al ring, especialmente tras la cancelación de su revancha con Errol Spence Jr. el año pasado.
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