Sydney McLaughlin-Levrone, en su tercera participación en los Juegos Olímpicos, ha batido el récord mundial de los 400 metros con vallas en cinco ocasiones desde 2021. Recientemente, en las pruebas olímpicas de EE.UU. celebradas en junio, corrió la distancia y superó 10 vallas de 30 pulgadas en 50.65 segundos, superando su propio récord por .03 segundos. “Estoy asombrada, desconcertada y en shock”, declaró McLaughlin-Levrone después de la carrera.
El evento de 400 metros con vallas requiere una combinación de velocidad y resistencia, además de un salto preciso y pensamiento flexible. El entrenador de atletismo de Arkansas, Chris Johnson, explicó: “Tienes que ser rápido, fuerte y técnicamente correcto, además de gestionar bien la carrera”. McLaughlin-Levrone, que posee seis de los diez mejores tiempos registrados en la historia de esta prueba, sobresale en todas estas habilidades, según entrenadores y compañeros atletas.
Una de las capacidades únicas de McLaughlin-Levrone es su habilidad para alternar entre ambas piernas al superar las vallas, lo cual evita la temida y lenta “paso titubeante”. Esta habilidad, que solo los corredores de vallas más élite pueden lograr, le otorga una significativa ventaja competitiva. Además, ella es conocida por cubrir la distancia entre la primera y segunda valla en 14 pasos, donde la mayoría de sus competidores necesitan 15 pasos.
McLaughlin-Levrone no solo destaca por su velocidad y técnica, sino también por su agilidad mental. Puede hacer ajustes rápidos en carrera sin perder la calma. En Tokio 2021, logró adelantar a Dalilah Muhammad después de un tropiezo, lo que demuestra su capacidad para mantener la compostura bajo presión. De cara a París 2024, su objetivo es bajar su récord mundial debajo de los 50 segundos, compitiendo con la neerlandesa Femke Bol. A pesar de la presión, cuenta con la concentración, el impulso y el talento necesarios para hacer historia y posiblemente defender su título olímpico.
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