“¡Esto se ha vuelto extremadamente político!” | Relevo

“Cada cierto tiempo surge un caso que se va desvaneciendo con el tiempo, dejando tras de sí una estela de dolor y sufrimiento para la deportista afectada”, comenta Jonathan Ospina, profesor de la Universidad de Valladolid y experto en intersexualidad y transexualidad en el deporte de élite. Lo que le está ocurriendo a Imane Khelif en París no es nuevo; casos similares emergen periódicamente, causando intensas discusiones donde la evidencia científica queda en segundo plano y la ideología cobra protagonismo. Estas discusiones políticas rara vez abordan las causas y consecuencias para los protagonistas.

Para entender el caso de Khelif, “por lo que sabemos, es similar al de Caster Semenya. Khelif pasó un test de género y se encontraron cromosomas XY, lo que indica una diferencia en la determinación sexual (DSD). Aunque externamente siempre ha vivido como mujer, sus niveles de testosterona son mucho más altos que el promedio femenino”, explica Silvia Camporesi, especialista en bioética y miembro del consejo asesor de la Agencia Mundial Antidopaje. Hay pocos detalles verificados sobre su caso, lo que añade confusión y dificulta una visión clara del asunto.

Además, asignar un sexo al nacer no siempre es sencillo. Existen casos como el síndrome de insensibilidad a los andrógenos (SIA), en el que, aunque una persona tenga altos niveles de testosterona, su cuerpo no es capaz de utilizarla. Ejemplos de esto son María José Martínez Patiño en España y Dutee Chand en India, quienes enfrentaron desafíos y normas de elegibilidad fluctuantes en el atletismo. “La testosterona puede influir, pero no es el marcador definitivo del rendimiento deportivo”, señala Ospina, quien aboga por considerar factores como el apoyo económico, social y las infraestructuras.

El trasfondo político también es crucial. El COI asegura que Khelif cumple las normas de elegibilidad, pero la falta de transparencia y disputas con la Federación Internacional de Boxeo complican la situación. Camporesi subraya la importancia de escuchar a las deportistas, las verdaderas afectadas en medio de esta polémica. El caso de Khelif, afectada por una comunicación deficiente y política, muestra la necesidad de dar una voz más fuerte a las atletas en estas discusiones.

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