El boxeo olímpico español ha tenido escasa representación y limitadas victorias históricas. Sin campeones olímpicos, y solo algunos medallistas como Rodríguez Cal en Múnich 72 y Rafa Lozano Balita en Atlanta 96 y Sídney 2000, parece que la tendencia está cambiando rumbo a París. Con el propio Balita como director técnico de la federación, España ha logrado un hito al llevar a cuatro boxeadores a los cuartos de final de los Juegos Olímpicos, incluyendo a su hijo, Rafa Lozano Jr. Entre estos deportistas destaca Emmanuel Reyes Pla, conocido como El Profeta, quien ha asegurado ya una medalla tras vencer al belga Victor Schelstraete por unanimidad.
Reyes Pla, un boxeador de peso pesado, ha hecho historia en un país predominado por los pesos ligeros. “Y también tenemos a uno de peso libre (+92 kg), Ayoub Ghadfa, que boxea el viernes en cuartos,” comenta Lozano, quien siempre mantiene la calma y evita dramatizar. El técnico analiza el combate del Profeta con precisión, subrayando la intensidad y dominio que mostró, especialmente en el primer y tercer asalto.
Este combate fue especialmente significativo para Reyes Pla, quien fue derrotado en la misma fase en Tokio 2020 por el cubano Julio César la Cruz, un veredicto que consideró injusto. Tras huir de Cuba para escapar del régimen y llegar a España después de un tortuoso viaje, Reyes Pla ha encontrado en el boxeo una forma de redención y oportunidad. “Salir de Cuba fue difícil porque dejé a muchos seres queridos,” confiesa Reyes Pla, reflejando la dureza de su travesía a través de varios países hasta llegar a Barcelona.
Su padre, ya residente en A Coruña, contactó a Lozano y le habló del talento de su hijo. Y así comenzó su trayectoria en el boxeo español. Con una historia de lucha tanto dentro como fuera del ring, no sorprendió que antes de su pelea contra La Sombra en Tokio, Reyes Pla criticara abiertamente el régimen cubano. A pesar de la derrota, su resiliencia continúa destacándose. Como Muhammad Alí, El Profeta también ha abandonado la fe cristiana por la musulmana, compartiendo la pasión por el boxeo con su compañero Ayoub Ghadfa, quien también encontró en el deporte una manera de superar el racismo y la adversidad que sufrió en su infancia.
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