Patrick Willis, exlinebacker de los 49ers, sobresalía por su intensidad silenciosa a pesar de ser de pocas palabras. Jim Harbaugh, quien lo entrenó por cuatro años en San Francisco, lo define como el epítome del jugador de fútbol americano, destacando su capacidad para superar adversidades y rendir al máximo en cada partido, a pesar de lesiones en pies y manos. “Es un auténtico guerrero”, afirmó Harbaugh en febrero.
La carrera de Willis en la NFL fue corta comparada con otros miembros del Salón de la Fama, sumando ocho temporadas y 120 partidos. Aunque dejó el deporte en 2014 a los 30 años debido a lesiones crónicas en los dedos de los pies, sus compañeros y entrenadores aseguran que su dedicación constante fue clave para ganarse un puesto en el Salón de la Fama, donde será inducido el sábado próximo.
Willis siempre fue un ejemplo dentro y fuera del campo. Donte Whitner, compañero en los 49ers, recuerda cómo Willis no solo brillaba físicamente, sino que imponía un alto estándar a través de su esfuerzo. En prácticas, era común ver a Willis realizar jugadas excepcionales, demostrando su habilidad y compromiso. “Siempre fue implacable”, comentó Whitner.
Chris Borland, otro excompañero, destaca la capacidad de liderazgo de Willis, quien inspiraba tanto en entrenamiento como ofreciendo orientación y ánimo discretamente. Incluso se destacaba por su afán de entender cada detalle de la defensa, lo cual a veces exasperaba a sus compañeros. “Nadie se tomaba el trabajo tan en serio como Patrick Willis,” afirmó Whitner. Ahora, con su inminente ingreso a Canton, Willis se convierte en el primer miembro de las defensas de los 49ers de 2011 a 2013 en alcanzar el Salón de la Fama, simbolizando la grandeza de esos equipos.
Source link