Después de dejar su cargo en Utah, Kyle Whittingham no esperaba regresar tan pronto al mundo del coaching. Sin embargo, solo un día después recibió una llamada para cubrir una vacante en un programa que admiraba desde niño: la Universidad de Michigan. La oportunidad de trabajar en un lugar donde se esperan campeonatos de la Big Ten y apariciones en los playoffs del College Football fue irresistible para él. “Michigan es un lugar especial, una oportunidad legítima para ganar un campeonato nacional”, comentó Whittingham, quien ve este trabajo como su “desafío final”.
Este nuevo desafío llega poco después de su salida de Utah, donde pasó 32 años, 21 de ellos como entrenador jefe con un récord de 177-88. Durante su presentación en Orlando, Whittingham vestía los colores de Michigan y se encontraba en el lugar para el Cheez-It Bowl contra Texas. Entiende bien la situación complicada del programa, luego de que el entrenador Sherrone Moore fuera despedido por una relación inapropiada, y ha manifestado confianza en los jugadores actuales del equipo.
Whittingham no dudó en aceptar el puesto, a pesar de las investigaciones en curso y la administración interina. Ha comenzado a relacionarse con el equipo y el personal técnico, reuniéndose incluso con el joven mariscal de campo Bryce Underwood. Hizo también algunas bromas sobre el rival Ohio State debido a su relación cercana con Urban Meyer, exentrenador de ahí. El director atlético Warde Manuel expresó su satisfacción con la contratación de Whittingham, comparándolo con Bo Schembechler por su estilo de liderazgo y fortaleza.
Finalmente, Whittingham dejó claro que su salida de Utah fue una decisión personal y no producto de un trato desfavorable. Asegura que se fue en el momento adecuado y ahora está listo para este nuevo capítulo en Michigan. Aunque el momento en que se presentó la oportunidad parezca fortuito, Whittingham, a sus 66 años, se siente lleno de energía y preparado para enfrentar los próximos cinco años al mando del programa.
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