Wayne Rooney recientemente habló sobre su lucha con el alcohol durante su exitosa carrera en el Manchester United, destacando un problema persistente en el fútbol inglés. “Bebía por dos días seguidos, entrenaba y luego marcaba dos goles el fin de semana antes de volver a beber”, confesó Rooney. Este testimonio sirve como recordatorio de las dificultades ocultas que enfrentan algunos jugadores, incluso en una era donde el fútbol se ha convertido en un negocio repleto de expertos en salud y bienestar.
A pesar del avance en el seguimiento de la salud y la aptitud de los jugadores, el alcohol sigue siendo un problema en el fútbol. Según Jeff Whitley de la Asociación de Futbolistas Profesionales (PFA), el alcohol sigue siendo accesible y, aunque su consumo ha disminuido desde los años 90, algunos jugadores aún enfrentan estas adicciones. Durante la temporada 2024-25, el 13% de los jugadores evaluados consideraron el alcohol como una preocupación.
Jeff Whitley, exjugador y ahora consejero, ayuda a otros a evitar los mismos errores que él cometió en su carrera, llena de excesos y adicciones. La PFA organiza talleres y ofrece apoyo confidencial, incluyendo una línea de ayuda 24/7. Además, a través de la Clínica Sporting Chance, fundada por Tony Adams, los jugadores pueden acceder a tratamiento especializado.
El fútbol ha cambiado desde los años 90, cuando el consumo excesivo de alcohol era parte de la cultura. Las experiencias de exjugadores como Rooney y Don Hutchison, quienes se arrepienten de cómo el alcohol afectó sus carreras, subrayan la importancia de la conciencia actual sobre la salud mental y las adicciones. La esperanza es que las nuevas generaciones encuentren apoyo antes de que estas cuestiones se conviertan en problemas insuperables.
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