Jackie Taylor, jugadora de voleibol de la UNC, ha encontrado su propio camino mientras honra el legado de su padre, el fallecido jugador de la NFL, Sean Taylor. A pesar de no recordar a su padre, viste el número 21 en su honor. Su madre, Jackie Garcia Haley, la animó a practicar deportes desde una edad temprana, y finalmente Taylor encontró su pasión en el voleibol, aunque inicialmente lo consideraba solo un pasatiempo.
A los 15 años, mientras entrenaba en Gulliver Prep en Miami, fue descubierta por su potencial por el entrenador Emilio Rodriguez. Aunque al principio era muy novata, mostró habilidades prometedoras y decidió dedicarse al voleibol. La influencia de su familia atlética y el apoyo de su madre fueron cruciales en su desarrollo. A medida que avanzaba en el deporte, comenzó a comprender y abrazar el legado de su padre.
Taylor ha crecido no solo en habilidad, sino también en confianza, llevando a su equipo a varias victorias. Ahora juega para la Universidad de Carolina del Norte (UNC) y ha sido esencial en el camino del equipo hacia el torneo de la NCAA. El entrenador Mike Schall destaca su madurez y habilidades atléticas, así como su capacidad para ser una mejor compañera de equipo.
Jackie valora profundamente el legado de su padre y su propia identidad en el mundo del deporte. Aunque a menudo es reconocida por su conexión con él, sigue decidida a establecer su propio nombre y dejar su huella en el voleibol universitario. Continúa mostrando dedicación y perseverancia, características que la han llevado a ser una figura clave en su equipo y una persona admirada tanto dentro como fuera de la cancha.
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