Aisam-Ul-Haq Qureshi dice adiós al tenis profesional a los 45 años, después de una destacada carrera que lo llevó a ser número 8 del mundo y ganar 18 títulos de dobles. Su último torneo se desarrolla en el Complejo de Tenis de Islamabad, donde el ATP Challenger Tour se realiza por primera vez en Pakistán. Este evento marca un momento histórico y representa la piedra angular para el desarrollo futuro del tenis en el país. “El tenis me da paz interior”, afirma Qureshi, quien ahora se enfoca en promover el deporte y ayudar a otros jugadores pakistaníes a llegar al ATP Tour.
Qureshi juega su último torneo con Muzammil Murtaza, en lugar de su tradicional pareja Aqeel Khan. “Ahora es tiempo de que los jóvenes tengan su oportunidad”, comenta. El impacto positivo del torneo en el tenis pakistaní es innegable, y Qureshi subraya la importancia de todos los que trabajan detrás de escena, como los recogepelotas, quienes impresionan con su habilidad y dedicación. Organizar un evento de este tipo es un esfuerzo enorme, pero la recompensa vale la pena para el futuro del tenis en Pakistán.
La despedida de Qureshi no solo es un final, sino un paso hacia el legado que deja para el tenis pakistaní. En su último partido, junto a Murtaza, enfrentaron un momento crítico con múltiples puntos de partido en contra. Cuando parecía que todo estaba perdido, Murtaza logró tres primeros servicios cruciales, asegurando una victoria en el desempate. Este momento simboliza el cambio generacional en el tenis de su país y la transmisión del testigo a las nuevas generaciones.
Con la llegada de la primavera, las jacarandás de Islamabad florecerán, reflejando los nuevos comienzos del tenis en Pakistán. Qureshi ha logrado su objetivo principal: dejar un legado duradero para el tenis nacional. Su carrera termina, pero deja una puerta abierta para el desarrollo y la esperanza de un futuro brillante en el deporte.
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