Los abogados de Brian Kelly han informado a la Universidad Estatal de Luisiana (LSU) que la afirmación de la universidad de no haber “terminado formalmente” su contrato como entrenador ha dificultado “casi imposible” su búsqueda de un nuevo empleo. En una carta dirigida al director atlético de LSU, Verge Ausberry, y al miembro de la junta de supervisores, John H. Carmouche, Kelly expresa su intención de buscar todas las compensaciones posibles por este obstáculo.
La carta señala que no hay motivo para las alegaciones de LSU de que Kelly no fue despedido o que hubo razones para su despido. Según Kelly, el comportamiento de LSU, incluyendo su negativa a confirmar que fue despedido sin causa y las acusaciones infundadas de mala conducta, perjudica sus oportunidades laborales en el fútbol. LSU ha declinado hacer comentarios, ya que el asunto es parte de un proceso legal.
El 24 de noviembre, la junta de supervisores de la universidad votó para permitir que el nuevo presidente, Wade Rousse, despidiera formalmente a Kelly, aunque no se aclaró si sería con o sin causa. Kelly fue relevado inicialmente de sus deberes el 26 de octubre después de una derrota ante Texas A&M. Sin embargo, el exdirector atlético Scott Woodward no tenía la autoridad para emprender su despido y la universidad alegó razones para un despido “por causa”, afectando así el pago de su contrato de aproximadamente 54 millones de dólares.
Ante esta situación, Kelly presentó una petición al tribunal para que se declare que su despido fue sin causa. Sus abogados añadieron que Carmouche expresó el deseo de confirmar por escrito su despido sin causa, pero solo después de reunirse con la junta. Kelly no retirará su petición hasta recibir dicha confirmación firmada por las autoridades pertinentes y hasta que LSU cumpla su obligación contractual de pagarle. Mientras tanto, esta disputa está afectando su capacidad para buscar otros puestos de entrenador en el fútbol universitario.
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