Desde su llegada a las Grandes Ligas en 2016, Aaron Judge se ha destacado como uno de los bateadores más temidos y prolíficos. Con su imponente figura de 2,01 metros y 128 kg, Judge mezcla tamaño, poder y paciencia, convirtiéndose en la pesadilla de cualquier lanzador. Ha acumulado 359 jonrones desde su debut y continúa dominando los estadios cada vez que se acerca al plato. A pesar de una lesión en el codo a mitad de temporada, Judge está terminando otro año impresionante, acercándose nuevamente al premio MVP de la Liga Americana.
Varios lanzadores han compartido sus experiencias al enfrentar a Judge. Mark Appel recuerda cuando no sabían mucho sobre Judge mientras jugaba para Fresno State, y cómo en un partido inesperado, Judge le bateó dos jonrones. Este fue un momento clave donde se empezó a forjar la leyenda de Judge. Otros, como Erick Fedde, mencionan que desde sus inicios se notaba el poder que tenía, incluso si no se esperaba que se convirtiera en la superestrella que es hoy.
En la prestigiosa Liga de Cape Cod, Judge dejó una huella imborrable. Anthony Montefusco y Frederick Shepard todavía recuerdan los monumentales jonrones que Judge les bateó. Estas experiencias no solo mostraron su talento, sino que lo colocaron firmemente en el radar de los equipos de la MLB. Estos momentos impactaron tanto a los jugadores que algunos, como Montefusco, todavía escuchan historias de esas hazañas, especialmente porque su madre es fan de Judge.
En general, enfrentar a Judge es un desafío mental desde antes de subir al montículo. Jugadores como Max Fried y Ryne Stanek reflejan en sus planes para enfrentarlo, conscientes de su capacidad para convertir un pequeño error en un jonrón memorable. Mientras algunos, como Chris Sale, han tenido éxito contra él, saben que cualquier fallo puede ser costoso. La clave está en lanzar buenos pitches, mantenerse impredecible y aceptar que, con jugadores como Judge, el enfrentamiento siempre será una prueba de habilidad y estrategia.
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