En el próximo derbi de Manchester, ambos equipos llegan en uno de sus peores momentos. Manchester United, bajo el mando de Ruben Amorim, apenas consiguió vencer a Burnley con un penal en el minuto 97, y las cosas no lucen prometedoras. Amorim no asegura su continuidad después del parón internacional, y los problemas en el equipo son evidentes, incluyendo una derrota en la Carabao Cup ante Grimsby Town y un pobre desempeño en la liga. Sin embargo, el equipo ha conseguido cuatro puntos en tres partidos, más que su rival de ciudad.
Por otro lado, Manchester City también enfrenta dificultades. Con dos derrotas en tres partidos, el regreso de Rodri tras una lesión no ha sido suficiente para revertir la situación. El equipo todavía sufre en defensa, concediendo demasiados goles y oportunidades a sus rivales. La temporada pasada, las debilidades defensivas fueron evidentes, y las nuevas incorporaciones no han ayudado a solucionar estos problemas. El técnico Pep Guardiola aún no ha encontrado la manera de estabilizar el rendimiento del equipo.
Históricamente, desde la llegada de Pep Guardiola, el City ha alcanzado niveles altísimos, pero ahora enfrenta un descenso alarmante en su rendimiento. United, por su parte, ha tenido un declive constante desde la era de Alex Ferguson, con breves momentos de mejora que rápidamente se disipan. El equipo de Amorim está experimentando dificultades, pero hay indicios de que su mala racha podría cambiar con el tiempo.
Aunque ambos conjuntos atraviesan crisis, el potencial de United para superar sus retos parece estar al alcance. Si bien no están listos para competir por títulos, su capacidad para generar oportunidades de gol podría eventualmente reflejarse en mejores resultados. En cambio, City necesita abordar problemas tácticos urgentes para regresar al nivel competitivo al que nos tenían acostumbrados.
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