El éxito se celebra con un grito: “¡Vamos Cebollaaaaa!”, mientras Marcel Granollers y Horacio Zeballos saltan de alegría. Han ganado su segundo título importante después de un partido cargado de emociones, superando a la pareja británica tras 2 horas y 24 minutos, con un marcador de 3-6, 7-6(4) y 7-5. Construyeron su alianza en 2019 y, tras perder tres finales, finalmente ven los frutos de su perseverancia. La pareja, impulsada por la convicción y la fe, logra la victoria gracias a su tenacidad y resistencia.
Frente a ellos, Neil Skupski muestra frustración. Él y Joe Salisbury tuvieron tres oportunidades claras para ganar, pero las desperdiciaron. Con un comienzo favorable, Skupski se desmoronó en el servicio. A pesar de su desilusión, los vencedores celebran una temporada fructífera, habiendo ganado previamente en Roland Garros y ahora en Nueva York, superando otra vez la adversidad para alcanzar el éxito. A sus 39 años, Granollers sigue brillando, destacando la modalidad de dobles que ha perdido protagonismo.
“Han sido dos de las semanas más duras”, dice Granollers, agradeciendo a los fisios y médicos por su apoyo, ya que dudaba poder competir debido a problemas de salud. Con una notable inflamación en el tobillo y problemas en la fascia plantar, su participación estaba en riesgo. Describe el tenis como un deporte impredecible y resalta la importancia de no pensar demasiado en momentos críticos. Su hermano Gerard lo apoyó desde fuera, mientras que su compañero Zeballos salvó puntos cruciales, destacándose también en el segundo set.
Zeballos, con 40 años, mantiene un espíritu competitivo elogiable, esencial en su enfrentamiento con los británicos, quienes también cayeron ante ellos en París y Wimbledon. “En estos partidos, todos lo hemos dado todo”, comenta el argentino. Los errores de Skupski fueron decisivos en el desenlace, llevando a Zeballos a cerrar el partido con calma. Con este triunfo, suman su decimocuarto trofeo juntos y Granollers añade el número 31 a su carrera. Ahora, con su victoria, aseguran su participación en la Copa de Maestros de Turín en noviembre, continuando el legado español en el torneo.
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