Rino Gattuso debutó como entrenador de la selección italiana en el partido contra Estonia en Bérgamo, crucial para la clasificación al Mundial de 2026. Tras un exhaustivo análisis del rival, Gattuso optó por un esquema ofensivo 4-4-2 con Kean y Retegui en delantera. Las bandas fueron protagonizadas por Politano, Zaccagni y Dimarco, este último avanzando desde la defensa junto a Di Lorenzo, Bastoni y Calafiori. Donnarumma estaba en la portería. Durante la primera parte, Italia dominó pero no pudo romper el 0-0 debido a su nerviosismo y la sólida defensa estonia.
El equipo italiano centró sus ataques en las bandas con Dimarco y Politano generando oportunidades, aunque sin precisión. Retegui y Kean tuvieron oportunidades claras, pero fallaron en la definición. A pesar de mostrarse dominantes en el juego, los Azzurri necesitaban más precisión en sus jugadas. Gattuso logró una estructura ofensiva eficiente, pero era evidente que Italia necesitaba calma y efectividad frente al arco para finalizar sus jugadas.
En la segunda mitad, Italia recuperó confianza y logró abrir el marcador en el 58′ con una jugada bien elaborada: Zaccagni asistió a Retegui, quien dio un pase a Kean para el primer gol. La estrategia de Gattuso con dos delanteros rindió frutos con otro gol de Retegui en el 69′. Luego, en el 70′, Raspadori firmó un tercer gol para Italia. La segunda mitad mostró un Italia más segura, aprovechando las bandas y la conexión entre sus jugadores, logrando cerrar con un 5-0 contundente después de los goles de Bastoni y Retegui.
Finalmente, Pio Esposito debutó por Italia sustituyendo a Kean, un hito especial para el joven delantero. Italia mostró un gran rendimiento con un cierre dominado en ataque y defensa, lo que le permitió asegurar un 5-0. El desafío ahora es mantener este impulso y consistencia en el camino hacia el Mundial.
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